Domingo 15 de diciembre
III SEMANA DE ADVIENTO
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Domingo 15 de diciembre
III SEMANA DE ADVIENTO
Escuchar el Evangelio de este domingo
(Morado o rosa)
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. Flp 4, 4. 5
Estén siempre alegres en el Señor, les repito, estén alegres. El Señor está cerca.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando fervorosamente la fiesta del nacimiento de tu Hijo, concédenos poder alcanzar la dicha que nos trae la salvación y celebrarla siempre, con la solemnidad de nuestras ofrendas y con vivísima alegría. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
El Señor se alegrará en ti.
Del libro del profeta Sofonías: 3, 14-18
Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado a todos tus enemigos. El Señor será el rey de Israel en medio de ti y ya no temerás ningún mal.
Aquel día dirán a Jerusalén: “No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6.
R. El Señor es mi Dios y salvador.
El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación.
R. El Señor es mi Dios y salvador.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime.
R. El Señor es mi Dios y salvador.
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes.
R. El Señor es mi Dios y salvador.
SEGUNDA LECTURA
El Señor está cerca.
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 4, 4-7
Hermanos míos: Alégrense siempre en el Señor; se lo repito: ¡alégrense! Que la benevolencia de ustedes sea conocida por todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Is 61, 1 (cit. en Lc 4, 18)
R. Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres.
R.
EVANGELIO
¿Qué debemos hacer?
Del santo Evangelio según san Lucas: 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Juan el Bautista: “¿Qué debemos hacer?”. Él contestó: “Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo”.
También acudían a él los publicanos para que los bautizara, y le preguntaban: “Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?”. Él les decía: “No cobren más de lo establecido”. Unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?”. Él les dijo: “No extorsionen a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario”.
Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: “Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”.
Con éstas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO
Esta declaración, este testimonio, revela el espíritu de servicio de Juan. Él fue enviado a preparar el camino al Mesías, y lo hizo sin ahorrar esfuerzos. Humanamente, se podría pensar que le será entregado un “premio”, un puesto relevante en la vida pública de Jesús. En cambio, no. Hermanos, hermanas, probemos a preguntarnos: ¿somos capaces de hacer sitio a los demás? ¿De escucharlos, de dejarlos libres, de no atarlos a nosotros pretendiendo gratitud? También, a veces, de dejarlos hablar. No decir: “¡Tú no sabes nada!”, sino dejar hablar, hacer sitio a los demás. ¿Atraemos a los demás hacia Jesús o hacia nosotros mismos? Y aún más, siguiendo el ejemplo de Juan: ¿sabemos alegrarnos de que las personas emprendan su propio camino y sigan su llamada, incluso si eso implica un poco de desapego respecto a nosotros? ¿Nos alegramos de sus logros, con sinceridad y sin envidia? Esto es dejar crecer a los demás. (Ángelus 15 de enero de 2023).
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Confortados por el anuncio de la venida del Señor, oremos, hermanos, mientras esperamos confiadamente nuestra total liberación.
Después de cada petición diremos: Ven, Señor Jesús.
+ Para que Dios visite a la santa Iglesia con su venida y la gobierne con su asistencia. Oremos.
+ Para que bendiga y fortalezca al Papa Francisco, al celebrar esta semana su 88 cumpleaños. Oremos.
+ Para que en el mundo crezca la justicia y la riqueza no quede en manos de unos pocos, sino que llegue a todos, como Dios quiere. Oremos.
+ Para que con la ayuda divina nuestros tiempos sean tranquilos y nuestra vida feliz. Oremos.
+ Para que el Señor con su venida cure los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que no la tienen y libre al mundo de todos los males. Oremos.
+ Para que quienes ahora recordamos con piedad la primera venida del Señor en la carne merezcamos participar también con gozo en su gloriosa aparición al final de los tiempos. Oremos.
Señor, Dios nuestro, escucha nuestra oración y concédenos que, avanzando por las sendas de tus mandatos, anunciemos a todos los hombres la alegre noticia de la venida de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que este sacrificio, Señor, que te ofrecemos con devoción, nunca deje de realizarse, para que cumpla el designio que encierra tan santo misterio y obre eficazmente en nosotros tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o III de Adviento.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Cfr. Is 35, 4
Digan a los cobardes: “¡Ánimo, no teman!; miren a su Dios: viene en persona a salvarlos”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Imploramos, Señor, tu misericordia, para que estos divinos auxilios nos preparen, purificados de nuestros pecados, para celebrar las fiestas venideras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
El Libro Vivo es un servicio gratuito.
Carmelitas Descalzos de México.
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