Sábado 31 de mayo
VI SEMANA DE PASCUA
Sábado 31 de mayo
VI SEMANA DE PASCUA
31 de mayo
Sábado
VISITACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Fiesta Blanco
Entre las fiestas de la Anunciación y el nacimiento de san Juan Bautista se celebra ésta, de la Visitación. Es la fiesta del encuentro de Maria con Isabel, y sobre todo, de una manera misteriosa, del encuentro de aquellos dos niños: el precursor y el Mesias, encerrados todavía en el seno de sus madres. Es una fiesta que estalla en alegría con el "Magnificat".
Un encuentro que favorece la presencia salvadora de Dios
El encuentro entre dos personas o más favorece la convivencia, suscita esperanza y, desde la perspectiva de la fe, favorece la presen-cia salvadora de Dios. Dice Lucas que "María se encaminó pre-
COMENTARIO AL EVANGELIO
surosa", precisando con esto que para que haya encuentro es indispensable que alguien tome la iniciativa. Ella, lejos de quedarse tranquila, toma la decisión de ir a visitar a Isabel. Este ánimo impli-
caba riesgos, pero los asumió. Conllevaba, además, la pérdida de cierta buena reputación, pues al estar embarazada Isabel, ciertos grupos e individuos la con-sideraban, desde los marcos legalistas de pureza, una persona impura. Más aún, no sería bien visto que una muchacha como María se desplazara sola por caminos desolados y hasta peligrosos. Además, el encuentro se torna en un aconteci-miento salvífico porque, a propósito del encuentro entre María e Isabel, se hace presente el Salvador, cuya obra y presencia redentora no tendrá fin (v. 33). Y es
a partir de encuentros como el de María e Isabel que se genera la esperanza de que llegarán tiempos mejores, con transformaciones profundas y esperanzas cumplidas, todas ellas signos claros de que la voluntad salvadora de Dios se está haciendo presente.
¿Qué podemos hacer para, a ejemplo de María e Isabel, suscitar encuentros que sean espacios donde el Dios Salvador se haga presente?
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. Sol 65, 16
13 Cuantos temen a Dios vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí. Aleluya.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que inspiraste a la santísima Virgen María, cuando llevaba ya en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a Isabel, concéde-nos que, siguiendo las inspiraciones del Espíritu Santo, podamos con Maria proclamar siempre tu grandeza. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
El Señor será el rey de Israel en medio de ti. Del libro del profeta Sofonías: 3, 14-18
C anta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado a todos tus enemigos. El Señor será el rey de Israel en medio de ti y ya no temerás ningún mal.
Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta. Apartaré de ti la desgracia y el oprobio que pesa sobre ti".
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
En lugar de la lectura de Sofonías 3, 14-18, se puede utilizar la de Romanos 12,9-16, tal como aparece en el Leccionario.
SALMO RESPONSORIAL
R. El Señor ha hecho maravillas con nosotros. Aleluya.
Isaias 12
El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación. R.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus haza-ñas, proclamen que su nombre es sublime. R. >
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes. R.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Lc 1, 45
R. Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. R.
EVANGELIO
¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-56
E n aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las mon-tañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su miseri-cordia llega de generación en generación a los que lo temen.
Él hace sentir el poder de su brazo: dispersa a los de corazón altanero, des-trona a los potentados y exalta a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada.
Acordándose de su misericordia, viene en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, recibe con agrado este sacrificio de salvación que ofrecemos a tu majestad, así como te fue grato el gesto de amor de la santísima Madre de tu Unigénito. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO II DE SANTA MARÍA VIRGEN
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación proclamar que eres admirable en la perfección de todos tus santos, y de un modo singu-lar en la perfección de la Virgen María. Por eso, al celebrarla hoy, quere-mos exaltar tu benevolencia inspirados en su propio cántico.
Pues en verdad, has hecho maravillas por toda la tierra, y prolongaste tu misericordia de generación en generación, cuando, complacido en la humil-dad de tu sierva, nos diste por su medio al autor de la salvación, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia.
Permitenos unirnos a sus voces cantando jubilosos tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Lc 1,48-49
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mi grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, que la Iglesia proclame tu grandeza, porque haces cosas gran-des en tus fieles, y así como Juan Bautista se alegró al sentir la presencia oculta de tu Hijo, haz que tu pueblo pueda reconocer siempre con alegría en este sacramento al mismo Cristo viviente. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne.
El Libro Vivo es un servicio gratuito.
Carmelitas Descalzos de México.
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