Miércoles 5 de marzo
MIÉRCOLES DE CENIZA
Feria Morado
Inicia el Tiempo de Cuaresma. Día de ayuno y abstinencia.
En la Misa de este día se bendice y se impone la ceniza hecha de ramos de oliva o de otros árboles, bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior.
Ritos iniciales y liturgia de la Palabra
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. Sab 11, 23. 24. 26
Tú, Señor, te compadeces de todos y no aborreces nada de lo que has creado, aparentas no ver los pecados de los hombres, para darles ocasión de arrepentirse, porque tú eres el Señor, nuestro Dios.
Se omite el acto penitencial, que es sustituido por el rito de la imposición de la ceniza.
ORACIÓN COLECTA
Que el día de ayuno con el que iniciamos, Señor, esta Cuaresma sea el principio de una verdadera conversión a ti, y que nuestros actos de penitencia nos ayuden a vencer el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
Enluten su corazón y no sus vestidos.
Del libro del profeta Joel: 2, 12-18
Esto dice el Señor: "Todavía es tiempo. Conviértanse a mí de todo corazón, con ayunos, con lágrimas y llanto; enluten su corazón y no sus vestidos.
Conviértanse al Señor su Dios, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en clemencia, y se conmueve ante la desgracia". Quizá se arrepienta, se compadezca de nosotros y nos deje una bendición, que haga posibles las ofrendas y libaciones al Señor, nuestro Dios. Toquen la trompeta en Sión, promulguen un ayuno, convoquen la asamblea, reúnan al pueblo, santifiquen la reunión, junten a los ancianos, convoquen a los niños, aun a los niños de pecho. Que el recién casado deje su alcoba y su tálamo la recién casada.
Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: "Perdona, Señor, perdona a tu pueblo. No entregues tu heredad a la burla de las naciones". Que no digan los paganos: "¿Dónde está el Dios de Israel?". Y el Señor se llenó de celo por su tierra y tuvo piedad de su pueblo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus ojos era malo.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mi un alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.
R. Misericordia, Señor, hemos pecado.
SEGUNDA LECTURA
Aprovechen este tiempo favorable para reconciliarse con Dios.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 20-6, 2
Hermanos: Somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es como si Dios mismo los exhortara a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se dejen reconciliar con Dios. Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo "pecado" por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.
Como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto. Porque el Señor dice: En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te socorrí. Pues bien, ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Sal 94, 8
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". R.
EVANGELIO
Tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Del santo Evangelio según san Mateo: 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está alli, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Bendición e imposición de la ceniza
Después de la homilía, el sacerdote, de pie y con los manos juntas, dice:
Queridos hermanos, pidamos humildemente a Dios Padre que bendiga con su gracia esta ceniza que, en señal de penitencia, vamos a imponer sobre nuestra cabeza.
Y, después de un breve momento de oración en silencio, con las manos extendidas, prosigue:
Señor Dios, que te apiadas de quien se humilla y te muestras benévolo para quien se arrepiente, inclina piadosamente tu oído a nuestras súplicas y derrama la gracia de tu bendición sobre estos siervos tuyos, que van a recibir la ceniza, para que, perseverando en las prácticas cuaresmales, merezcan llegar, purificada su conciencia, a la celebración del misterio pascual de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amen.
Y rocía la ceniza con agua bendita, sin decir nada.
Después el sacerdote impone la ceniza a todos los presentes que se acercan a él, y dice a cada uno:
Conviértete y cree en el Evangelio.
O bien:
Recuerda que eres polvo y al polvo has de volver.
Mientras tanto, se canta la antífona.
ANTÍFONA I
Renovemos nuestra vida con signos de penitencia; ayunemos y lloremos delante del Señor, porque la misericordia de nuestro Dios está siempre dispuesta a perdonar nuestros pecados.
ANTÍFONA 2
Cfr. Jl 2, 17; Est 4, 17
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, y no cierres la boca de aquellos que te alaban.
ANTÍFONA 3
Sal 50, 3
Lávame, Señor, de mis pecados.
Esta antífona puede repetirse después de cada verso del salmo 50 Misericordia, Dios mio, por tu bondad.
RESPONSORIO
Cfr. Bar 3, 2; Sal 78, 9
R. Renovemos y mejoremos nuestra vida, pues por ignorancia hemos pecado; no sea que, sorprendidos por el día de la muerte, busquemos un tiempo para hacer penitencia, y ya no sea posible encontrarlo. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Ven en nuestra ayuda, Dios salvador nuestro; por el honor de tu nombre, líbranos, Señor.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
Se puede entonar también otro canto apropiado.
Terminada la imposición de la ceniza, el sacerdote se lava las manos y continúa con la oración universal, y lo Misa prosigue del modo acostumbrado.
No se dice Credo.
Liturgia eucarística
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecer el sacrificio con el que iniciamos solemnemente la Cuaresma, te rogamos, Señor, que por nuestras obras de penitencia y de caridad nos veamos libres de los vicios y los malos deseos, para que, purificados de todo pecado, merezcamos celebrar con fervor la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio III o IV de Cuaresma.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Cfr. Sal 1, 2-3
El que día y noche medita la ley del Señor, al debido tiempo dará su fruto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que nos auxilien, Señor, los sacramentos que recibimos, para que nuestro ayuno sea de tu agrado y nos aproveche como remedio saludable. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Infunde benignamente, Señor Dios, en quienes, postrados, te adoramos, un espíritu de contrición y que, por nuestro arrepentimiento, merezcamos alcanzar el premio que misericordiosamente nos volviste a prometer. Por Jesucristo, nuestro Señor.
La bendición e imposición de la ceniza puede hacerse también sin Misa. En este caso, conviene celebrar antes la liturgia de la Palabra, usando el canto de entrada, la oración colecta, y las lecturas con sus cánticos, coma en la Misa. Enseguida se tienen la homilía y la bendición e imposición de la ceniza. El rito se concluye con la oración universal, la bendición y la despedida de los fieles.
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