Domingo 23 de marzo

III SEMANA DE CUARESMA

Uniéndonos en oración se invita a colocar ocho velas encendidas durante las celebraciones con los nombres de los 8 jóvenes que han sido asesinados en Salamanca, Guanajuato el fin de semana pasado.

Bruno Jesús Reyes Ríos | Edwin Yael Vidal Ríos | Alexis Ramírez Hernández | Juan Flaviano Ríos | Daniel Estrada | Miguel Aguayo | Fernando Andrade Aguayo | Juan Martín Núñez Mondragón.


Monición de entrada:

Merece la pena convertirse al Dios de la salvación. En este tercer domingo de Cuaresma, día del Señor. Jesús Nos recuerda que Dios conoce nuestras luchas y no es indiferente a la realidad que vivimos como país, a nuestro dolor. Dios es eterno, siempre presente, y su amor por nosotros nunca cambia. Es por eso que nos acercamos a vivir con un corazón dispuesto la celebración, en esta Eucaristía oramos por una intención muy especial, el alma de los 8 jóvenes que han muerto a causa de la violencia el fin de semana pasado, por sus familias y por nuestra sociedad. De pie.


Monición de las lecturas:

Las lecturas de hoy nos invitan a descubrir y reafirmar la fidelidad inquebrantable de Dios, aquel que es el mismo ayer, hoy y siempre. En la primera lectura se nos recuerda que Él nos libera y nos conduce hacia una tierra de promesas, una tierra que mana leche y miel. Al entonar el salmo, respondemos con gratitud, reconociendo su infinita bondad y misericordia. La segunda lectura y el Evangelio nos retan a no conformarnos ni a confiar en nuestras propias fuerzas. Este mensaje, especialmente para la juventud, es un llamado a la renovación de la fe y a vivir con pasión. Se nos exhorta a encender en nuestros corazones el fuego de la conversión, a dejar atrás la complacencia y a permitir que nuestras vidas den fruto en un mundo que tanto lo necesita. 


ANTÍFONA DE ENTRADA

Cfr. Sal 24, 15-16

Mis ojos están siempre fijos en el Señor, pues él libra mis pies de toda trampa. Mírame, Señor, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.


No se dice Gloria.


ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, fuente de misericordia y de toda bondad, que enseñaste que el remedio contra el pecado está en el ayuno, la oración y la limosna, mira con agrado nuestra humilde confesión, para que a quienes agobia la propia conciencia nos reconforte siempre tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo...


PRIMERA LECTURA

"Yo-soy" me envía a ustedes.

Del libro del Éxodo: 3, 1-8. 13-15

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro, Jetró, sacerdote de Madián. En cierta ocasión llevó el rebaño más allá del desierto, hasta el Horeb, el monte de Dios, y el Señor se le apareció en una llama que salía de un zarzal. Moisés observó con gran asombro que la zarza ardía sin consumirse y se dijo: "Voy a ver de cerca esa cosa tan extraña, por qué la zarza no se quema".

Viendo el Señor que Moisés se había desviado para mirar, lo llamó desde la zarza: "¡Moisés, Moisés!". Él respondió: "Aquí estoy". Le dijo Dios: "¡No te acerques! Quítate las sandalias, porque el lugar que pisas es tierra sagrada". Y añadió: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob".

Entonces Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Pero el Señor le dijo: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores y conozco bien sus sufrimientos. He descendido para librar a mi pueblo de la opresión de los egipcios, para sacarlo de aquellas tierras y llevarlo a una tierra buena y espaciosa, una tierra que mana leche y miel".

Moisés le dijo a Dios: "Está bien. Me presentaré a los hijos de Israel y les diré: 'El Dios de sus padres me envía a ustedes'; pero cuando me pregunten cuál es su nombre, ¿qué les voy a responder?".

Dios le contestó a Moisés: "Mi nombre es Yo-soy"; y añadió: "Esto les dirás a los israelitas: 'Yo-soy me envía a ustedes'. También les dirás: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, me envía a ustedes'. Éste es mi nombre para siempre. Con este nombre me han de recordar de generación en generación".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 11

R. El Señor es compasivo y misericordioso.


Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.

R. El Señor es compasivo y misericordioso.


El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.

R. El Señor es compasivo y misericordioso.


El Señor hace justicia y le da la razón al oprimido. A Moisés le mostró su bondad, y sus prodigios al pueblo de Israel.

R. El Señor es compasivo y misericordioso.


El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia.

R. El Señor es compasivo y misericordioso.


SEGUNDA LECTURA

La vida del pueblo escogido, con Moisés, en el desierto, es una advertencia para nosotros.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 10, 1-6.10-12

Hermanos: No quiero que olviden que en el desierto nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, todos cruzaron el Mar Rojo y todos se sometieron a Moisés, por una especie de bautismo en la nube y en el mar. Todos comieron el mismo alimento milagroso y todos bebieron de la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo. Sin embargo, la mayoría de ellos desagradaron a Dios y murieron en el desierto.

Todo esto sucedió como advertencia para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas como ellos lo hicieron. No murmuren ustedes como algunos de ellos murmuraron y perecieron a manos del ángel exterminador. Todas estas cosas les sucedieron a nuestros antepasados como un ejemplo para nosotros y fueron puestas en las Escrituras como advertencia para los que vivimos en los últimos tiempos. Así pues, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

Mt 4,17

R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Conviértanse, dice el Señor, porque ya está cerca el Reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Si no se convierten, perecerán de manera semejante.

Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 1-9

En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: "¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante".

Entonces les dijo esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?". El viñador le contestó: 'Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré".

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO

Y esta similitud del viñador manifiesta la misericordia de Dios, que nos deja un tiempo para la conversión. Todos necesitamos convertirnos, dar un paso adelante, y la paciencia de Dios, la misericordia, nos acompaña en esto. A pesar de la esterilidad, que a veces marca nuestra existencia, Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar y avanzar por el camino del bien. Pero la prórroga implorada y concedida mientras se espera que el árbol finalmente fructifique, también indica la urgencia de la conversión. El viñador le dice al dueño: «Déjala por este año todavía» (v. 8). La posibilidad de conversión no es ilimitada; por eso hay que tomarla de inmediato. De lo contrario se perdería para siempre. En esta Cuaresma podemos pensar: ¿Qué debo hacer para acercarme al Señor, para convertir, para “cortar” las cosas que no van bien? (Ángelus, 24 de marzo de 2019)


Se dice Credo


Oración Universal: (de la misa en memoria por los jóvenes asesinados)

Señor Dios, de la vida y la esperanza, te rogamos que nos ilumines en este año jubilar, escucha nuestras plegarias y ayúdanos a construir la paz, a cada petición respondemos: Señor, llena nuestro corazón de paz y esperanza.

+ Por el Papa Francisco, por su salud, para que siga guiando con sabiduría a la Iglesia. Roguemos al Señor.

+ Por la Iglesia, para que en este tiempo de Cuaresma siga siendo signo de esperanza y conversión, animando a todos los fieles a vivir con un corazón renovado en Cristo. Roguemos al Señor.

+ Por los adolescentes y jóvenes, para que, en medio de los desafíos y crisis de nuestro tiempo, encuentren en Cristo la luz y fortaleza, y en la comunidad cristiana un espacio de apoyo y crecimiento. Roguemos al Señor.

+ Por los que causan daño, para que Dios renueve su mente y su corazón. Roguemos al Señor.

+ Por las familias que han perdido un ser querido a causa de la violencia, para que encuentren en Dios consuelo y fuerza para seguir luchando. Roguemos al Señor.

+ Por quienes sufren a causa de la violencia en nuestro país, para que como sociedad seamos capaces de reconocer nuestra tarea en la construcción de la paz. Roguemos al Señor.

+ Por nuestros difuntos, especialmente por los jóvenes Bruno, Edwin, Alexis, Juan, Daniel, Miguel, Fernando y Martín que han muerto a causa de la violencia en nuestro país. Roguemos al Señor.

+ Por el gobierno y las autoridades, para que respondan fielmente al llamado de construir un país lleno de esperanza, alegría y viva plena. Roguemos al Señor.


PLEGARIA UNIVERSAL (misa del día)

Instruidos por el ejemplo de Jesús, el Señor, que en el desierto se entregaba a la oración, oremos también nosotros con insistencia a nuestro Dios.

Después de cada petición diremos (cantando): Señor, ten piedad (o bien: Kýrie, eléison).

+ Por el Pueblo santo de Dios. Que por medio de las penitencias y prácticas cuaresmales, sea purificado de sus culpas y vea fortalecida su vida cristiana. Oremos.

+ Por quienes se preparan para recibir el Bautismo, la Confirmación o la Eucaristía. Que deseen profundamente unirse con amor a Jesucristo, camino, verdad y vida. Oremos.

+ Por todos los pueblos. Que alcancen la paz, la tranquilidad y el bienestar necesario y puedan así buscar más fácilmente los bienes del cielo. Oremos.

+ Por quienes se ven tentados o se sienten turbados. Que el Señor les conceda su fuerza, infunda el deseo de la conversión a los pecadores y otorgue el consuelo del cielo a los que están tristes o abatidos. Oremos.

+ Por todos nosotros. Que el Señor nos infunda el deseo de una verdadera conversión, a fin de que nos preparemos a celebrar dignamente las fiestas pascuales. Oremos.

Padre santo y misericordioso, que nunca abandonas a tus hijos, escucha nuestras oraciones y concédenos aceptar tus enseñanzas con la sencillez de un niño y dar frutos de verdadera y continua conversión. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Por estas ofrendas, Señor, concédenos benigno el perdón de nuestras ofensas, y ayúdanos a perdonar a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio Il de Cuaresma.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Cfr. Sal 83, 4-5

El gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina un nido donde poner sus polluelos: junto a tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna salvación, te suplicamos, Señor, que lleves a su plenitud en nuestra vida la gracia recibida en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Dirige, Señor, los corazones de tus fieles y da en tu bondad a tus siervos una gracia tan grande que, cumpliendo en plenitud tus mandamientos, nos haga permanecer en tu amor y en el de nuestro prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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