Misal diario. Misal carmelitano.
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Domingo 30 de noviembre
I DOMINGO DE ADVIENTO
Morado.
[Se omite la Fiesta de SAN ANDRÉS APÓSTOL] MR p. 129 [145] / Lecc I p. 5. LH Semana I del Salterio.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Cfr. Sal 24, 1-3
A ti, Señor levanto mi alma; Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado. Que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en ti, no quedan defraudados.
ORACIÓN COLECTA
Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene a nosotros, para que, mediante la práctica de las buenas obras, colocados un día a su derecha, merezcamos poseer el Reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
El Señor reúne a todos los pueblos en la paz eterna de su Reino.
Del libro del profeta Isaías 2, 1-5
Visión de Isaías, hijo de Amos, acerca de Judá y Jerusalén: En días futuros, el monte de la casa del Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas y hacia él confluirán todas las naciones.
Acudirán pueblos numerosos, que dirán: “Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos instruya en sus caminos y podamos marchar por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor”.
El será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra.
¡Casa de Jacob, en marcha! Caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSORIAL
del salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Digan de todo corazón: “Jerusalén, que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de tus murallas y que reine la paz en cada casa”.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: “La paz esté contigo”. Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes.
R. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
SEGUNDA LECTURA
Ya está cerca nuestra salvación.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 13, 11-14
Hermanos: Tomen en cuenta el momento en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, la obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz.
Comportémonos honestamente, como se hace en pleno día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor Jesucristo y que el cuidado de su cuerpo no dé ocasión a los malos deseos.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Sal 84, 8
R. Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
R. Aleluya.
EVANGELIO
Velen y estén preparados.
Del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo’ del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al al Señor y pidámosle confia lamente que despierte su poder y venga a salvarnos Digamos confiadamente: Ven Señor Jesús.
R/. Ven Señor Jesús.
+ Para que los fieles despierten del sueño de sus in-dolencias y reciban con alegría la salvación que se acerca, roguemos al Señor.
+ Para que se afiance la paz en el mundo, y las riquezas de la creación se transformen en instrumento de progreso y bienestar para todos los hombres, roguemos al Señor.
+ Para que el Señor, con su venida, alivie los dolores de los enfermos, dé paz y alegría a los que sufren en su espíritu y libre al mundo de sus males, roguemos al Señor.
+ Para que nosotros mismos vivamos siempre alerta sin que las preocupaciones de la vida nos impidan mantenernos en pie cuando llegue el Hijo del hombre, roguemos al Señor. Dios misericordioso, que enviaste a tu Hijo al mundo
para que nos instruyera en tus caminos, anduviéramos por tus sendas y todas las naciones se reunieran en la montaña santa de tu reino, escucha nuestra oración y despierta en nosotros un deseo tan vivo de tu venida, que, avanzando por la senda de tus mandatos, lleguemos a contemplar en tu gloria al que ha de venir, Jesucristo nuestro Señor. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Se dice: Credo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, estos dones que te ofrecemos, tomados de los mismos bienes que nos has dado, y haz que lo que nos das en el tiempo presente para aumento de nuestra devoción, se convierta para nosotros en prenda de tu redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I o III de Adviento, pp. 884 u 886 [485 o 487].
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Cfr. Sal 84, 13
El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra producirá su fruto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que nos aprovechen los misterios en que hemos participado, mediante los cuales, mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras, nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro apoyo en las que han de durar para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne p. 591 [598]
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Carmelitas Descalzos de México.
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