Lunes 24 de marzo
III SEMANA DE CUARESMA
Feria Morado
ANTÍFONA DE ENTRADA
Sal 83, 3
Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor; mi corazón y todo mi ser se regocijan por el Dios vivo.
ORACIÓN COLECTA
Que tu constante misericordia, Señor, purifique y defienda a tu Iglesia y, ya que sin ti no puede permanecer segura, guíala siempre con tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo...
En vez de la oración colecta de la feria, se puede decir la de san Óscar Arnulfo Romero (p. 119).
PRIMERA LECTURA
Muchos leprosos había en Israel, pero ninguno fue curado, sino Naamán, el sirio.
Del segundo libro de los Reyes: 5, 1-15
En aquellos días, Naamán, general del ejército de Siria, gozaba de la estima y del favor de su rey, pues por su medio había dado el Señor la victoria a Siria. Pero este gran guerrero era leproso.
Sucedió que una banda de sirios, en una de sus correrías, trajo cautiva a una jovencita, que pasó luego al servicio de la mujer de Naamán. Ella le dijo a su señora: "Si mi señor fuera a ver al profeta que hay en Samaria, ciertamente él lo curaría de su lepra".
Entonces fue Naamán a contarle al rey, su señor: "Esto y esto dice la muchacha israelita". El rey de Siria le respondió: "Anda, pues, que yo te daré una carta para el rey de Israel". Naamán se puso en camino, llevando de regalo diez barras de plata, seis mil monedas de oro, diez vestidos nuevos y una carta para el rey de Israel que decía: "Al recibir ésta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán, para que lo cures de la lepra".
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras exclamando: "¿Soy yo acaso Dios, capaz de dar vida o muerte, para que éste me pida que cure a un hombre de su lepra? Es evidente que lo que anda buscando es un pretexto para hacerme la guerra".
Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le envió este recado: "¿Por qué rasgaste tus vestiduras? Envíamelo y sabrá que hay un profeta en Israel". Llegó, pues, Naamán con sus caballos y su carroza, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Éste le mandó decir con un mensajero: "Ve y báñate siete veces en el río Jordán, y tu carne quedará limpia". Naamán se alejó enojado, diciendo: "Yo había pensado que saldría en persona a mi encuentro y que, invocando el nombre del Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me curaría de la lepra. ¿Acaso los ríos de Damasco, como el Abaná y el Farfar, no valen más que todas las aguas de Israel? ¿No podría bañarme en ellos y quedar limpio?". Dio media vuelta y ya se marchaba, furioso, cuando sus criados se acercaron a él y le dijeron: "Padre mío, si el profeta te hubiera mandado una cosa muy difícil, ciertamente la habrías hecho; cuanto más, si sólo te dijo que te bañaras y quedarías sano".
Entonces Naamán bajó, se bañó siete veces en el Jordán, como le había dicho el hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva a donde estaba el hombre de Dios y se le presentó, diciendo: "Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
De los salmos 41, 2-3; 42, 3.4
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío.
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo?
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Enviame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas.
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la citara.
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Sal 129, 5, 7
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Confío en el Señor y en sus palabras, porque del Señor viene la misericordia y la redención. R.
EVANGELIO
Como Elias y Eliseo, Jesús no ha sido enviado sólo a los judios.
Del santo Evangelio según san Lucas: 4, 24-30
En aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria".
Al oir esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio de la montaña sobre la que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de alli.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO
Estas palabras revelan que el fracaso para Jesús no fue del todo inesperado. Conocía a su gente, conocía el corazón de los suyos, sabía el riesgo que corría, contaba con el rechazo. Así que podemos preguntarnos: pero si las cosas estaban así, si prevé el fracaso, ¿por qué va a su pueblo? ¿Por qué hacer el bien a personas que no están dispuestas a aceptarte? Es una pregunta que nos hacemos a menudo. Pero es una pregunta que nos ayuda a entender mejor a Dios. Ante nuestras cerrazones, Él no retrocede: no pone frenos a su amor. Ante nuestras cerrazones, Él sigue adelante. Vemos un reflejo de esto en aquellos padres que son conscientes de la ingratitud de sus hijos, pero no dejan de amarlos y hacerles el bien. Dios es así, pero a un nivel mucho más alto. Y hoy también nos invita a creer en el bien, a no escatimar esfuerzos para hacer el bien. (Ángelus, 30 de enero de 2022)
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Convierte, Señor, en sacramento de salvación, los dones que te ofrecemos como expresión de nuestro servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Cuaresma.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Sal 116, 1-2
Que alaben al Señor todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la comunión de tu sacramento, Señor, nos obtenga limpieza de alma y nos congregue en la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional.
Te rogamos, Señor, que tu diestra proteja al pueblo que te invoca y, una vez purificado, dignate llenarlo de sabiduría, para que, por medio de los consuelos presentes, se encamine hacia los bienes futuros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
*San Óscar Arnulfo Romero Galdámez, obispo y mártir (c), morado (MR, p. 722).
ORACIÓN COLECTA
Dios de poder y misericordia, tú que concediste al obispo Óscar Romero dar su vida, cuando celebraba la Eucaristía, en un acto supremo de amor a ti, concédenos, te rogamos, que así como a él le diste la gracia de imitar con su muerte la pasión de Cristo, alcancemos nosotros, siguiendo las huellas de tu mártir, la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
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