Domingo 24 de noviembre
XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
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Domingo 24 de noviembre
XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Solemnidad (Blanco)
ANTÍFONA DE ENTRADA
Apoc 5, 12; 1,6
Digno es el Cordero, que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo...
PRIMERA LECTURA
Su poder es eterno.
Del libro del profeta Daniel: 7, 13-14
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 92
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de poder y siempre está firme majestad.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre está firme tu trono.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Señor, la santidad adorna tu templo.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
SEGUNDA LECTURA
El soberano de los reyes de la tierra ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes Padre.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1, 5-8
Hermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Miren: él viene entre las nubes, y todos lo verán, aun aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos de la tierra harán duelo por su causa. "Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el Todopoderoso".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Mc 11, 9.10
R. Aleluya, aleluya.
Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R.
EVANGELIO
Tú lo has dicho. Soy rey.
Del santo Evangelio según san Juan: 18, 33-37
En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?". contestó: "¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?". Pilato le respondió: "¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?". Jesús le contestó: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí".
Pilato le dijo: "¿Conque tú eres rey?". Jesús le contestó: "Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO
La solemnidad de Jesucristo Rey del universo, que celebramos hoy, se coloca al final del año litúrgico y recuerda que la vida de la creación no avanza de forma aleatoria, sino que procede hacia una meta final: la manifestación definitiva de Cristo, Señor de la historia y de toda la creación. La conclusión de la historia será su reino eterno. El pasaje evangélico de hoy (cf. Juan 18, 33b-37) nos habla de este reino, el reino de Cristo, el reino de Jesús, relatando la situación humillante en la que se encontró Jesús después de ser arrestado en el Getsemaní: atado, insultado, acusado y conducido frente a las autoridades de Jerusalén. Y después, es presentado al procurador romano, como uno que atenta contra el poder político, para convertirse en el rey de los judíos. Pilato entonces hace su petición y en un interrogatorio le pregunta al menos dos veces si Él era un rey (cf. vv. 33b.37).
Y Jesús en primer lugar responde que su reino «no es de este mundo» (v. 36). después afirma: «sí, como dices, soy Rey» (v.37). Es evidente, por toda su vida, que Jesús no tiene ambiciones políticas. Recordemos que, tras la multiplicación de los panes, la gente, entusiasmada por el milagro, quería proclamarlo rey para que derrotara al poder romano y restableciese el reino de Israel. (…)
Jesús hoy nos pide que dejemos que Él se convierta en nuestro rey. Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, e indica —este rey— el camino al hombre perdido da luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda, por el miedo y por la prueba de cada día. (…) Que la Virgen María nos ayude a acoger a Jesús como rey de nuestra vida y a difundir su reino, dando testimonio a la verdad que es el amor. (Ángelus, 25 de noviembre de 2018)
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Cristo es el Rey del universo y el Señor de la Iglesia. Dirijámosle nuestra confiada oración, para que el mundo entero sea renovado en la justicia y en el amor.
Después de cada petición diremos: Señor Jesús, escúchanos.
+ Para que la Santa Iglesia unida en Cristo, manso Rey de la paz, manifieste a la luz del evangelio la nueva justicia que él promulgó desde la cruz. Oremos.
+ Para que los pastores del pueblo de Dios, obispos, presbíteros, diáconos, sean imitadores de aquel que no vino a ser servido, sino a servir. Oremos.
+ Para que la sociedad en la que vivimos reconozca en cada ser humano la presencia del Hijo de Dios, que un día vendrá a juzgar al mundo. Oremos.
+ Para que todos los hermanos que, como nosotros, llevan en el alma el signo de la contradicción y del pecado, no duden en confiarse a la realeza de Cristo, exigente y liberadora. Oremos.
+ Para que los moribundos, iluminados y guiados por la esperanza inmortal recibida como don en el Bautismo, se abran a la contemplación del rostro de Cristo. Oremos.
Señor Jesús, que en la cruz rompiste el yugo del pecado y de la muerte, extiende a todos nosotros tu señorío de gracia y paz; danos la certeza de que cada esfuerzo humano es una semilla que se abre a la realidad beatífica de tu Reino. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has ungido con el óleo de la alegría a tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo....
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Sal 28, 10-11
En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de los cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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