20 de julio
SAN ELÍAS, PROFETA, PADRE ESPIRITUAL DEL CARMELO
20 de julio
SAN ELÍAS, PROFETA, PADRE ESPIRITUAL DEL CARMELO
Orden de Carmelitas Descalzos: Fiesta
Celebra hoy el Carmelo al Profeta Elías, el hombre que caminó siempre en la presencia de Dios. Su nombre, que significa «Yahvé es Dios», expresa ya su carácter y su función en la historia bíblica como defensor de los derechos del único Dios verdadero, derechos que vindicó en público desafío celebrado en el monte Carmelo. Poco después, en el monte Horeb, tendría la experiencia íntima de la trascendencia de Dios. La Biblia describe su fin misterioso como un rapto en un carro de fuego. En la transfiguración de Jesús en el Tabor, Elías aparece como el representante de los profetas. Los ermitaños que iniciaron la vida monástica en honor de la Virgen María en las laderas del monte Carmelo, hacia finales del siglo XII, tomaron al profeta Elías, junto con María, como modelo de su vida. Por eso los carmelitas le rendimos este culto especial.
ANTÍFONA DE ENTRADA
1Re 17, 1
Elías, el tesbita, dijo a Ajab: «Vive el Señor, Dios de Israel, ante quien sirvo».
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios de nuestros padres en la fe, que concediste al profeta Elías vivir siempre en tu presencia, inflamado por el celo de tu gloria; concédenos buscar siempre tu rostro y ser en el mundo testigos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Aguarda al Señor en el monte
Lectura del primer libro de los Reyes: 19,4-15
En aquellos días, Elías anduvo por el desierto una jornada de camino, hasta que, sentándose bajo una retama, imploró la muerte diciendo:
― «¡Ya es demasiado, Señor! ¡Toma mi vida, pues yo soy mejor que mis padres!».
Se recostó y quedó dormido bajo la retama, pero un ángel lo tocó y dijo:
― «¡Levántate y come!»
Miró alrededor y a su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y volvió a recostarse. El ángel del Señor volvió por segunda vez, lo tocó y de nuevo dijo:
― «Levántate y come, pues el camino que te queda es muy largo».
Elías se levantó, comió, bebió y, con la fuerza de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios. Allí se introdujo en la cueva y pasó la noche.
El Señor le dijo:
― «Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor».
Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor. Después del fuego el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva. Le llegó una voz que le dijo:
― «¿Qué haces aquí, Elías?», y él respondió:
― «Ardo en celo por el Señor Dios del universo, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para arrebatármela».
Le dijo el Señor:
― «Vuelve a tu camino en dirección al desierto de Damasco».
Palabra de Dios. Te alabamos. Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 15, 1-2. 5-6. 8-9. 10-11
R/. Tengo siempre presente al Señor.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: Tú eres mi bien.
R/. Tengo siempre presente al Señor.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano;
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
R/. Tengo siempre presente al Señor.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas
y mi carne descansa serena.
R/. Tengo siempre presente al Señor.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R/. Tengo siempre presente al Señor.
Donde se celebra la solemnidad se puede añadir la siguiente lectura:
SEGUNDA LECTURA
Esta salvación fue el tema de los profetas que investigaron y escrutaron
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro: l,8-12
Queridos hermanos: No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.
Sobre esta salvación estuvieron explorando e indagando los profetas que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros tratando de averiguar a quién y a qué momento apuntaba el Espíritu de Cristo que había en ellos cuando atestiguaba por anticipado la pasión del Mesías y su consiguiente glorificación.
Y se les reveló que no era en beneficio propio, sino en el vuestro por lo que administraban estas cosas que ahora os anuncian quienes os proclaman el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo enviado desde el cielo. Son cosas que los mismos ángeles desean contemplar.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Lc, 9, 35
R/. Aleluya, aleluya.
Este es mi Hijo amado. ¡Escuchadle! R/.
EVANGELIO
Moisés y Elías hablaban de la muerte que iba a consumar en Jerusalén
Del santo evangelio según san Lucas: 9,28b-36
En aquel tiempo, Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
― «Maestro, ¡qué hermoso es que estemos aquí!». Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía.
Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía:
― «Este es mi Hijo, el elegido, escuchadlo».
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, con bondad los dones de tu Iglesia en oración y acepta complacido nuestra ofrenda como aceptaste el sacrificio del profeta Elías al manifestar maravillosamente tu presencia. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO: ELÍAS, AMIGO Y APÓSTOL DE DIOS
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, por Jesucristo nuestro Señor.
Tú has querido elegir y suscitar profetas que enseñasen a Israel, tu pueblo, a confesarte como el Dios vivo y verdadero y lo fuesen llevando con la esperanza de salvación.
Entre ellos, honraste con tu amistad divina al profeta Elías para ser defensor de tu gloria y heraldo de tu omnipotencia y de tu amor. Tú premiaste su deseo de caminar siempre en tu presencia al elegirlo testigo de la transfiguración, dándole el gozo cumplido de contemplar la faz resplandeciente del rostro de Cristo.
Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
1Re 19, 8
Elías se levantó, comió, bebió y, con la fuerza de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Nos has fortalecido, Señor, con el alimento celestial del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; que él nos ayude a caminar en fe hasta que podamos gozar de tu presencia como el profeta Elías en el monte santo de la gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.
El Libro Vivo es un servicio gratuito.
Carmelitas Descalzos de México.
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