Jueves 2 de octubre
XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Jueves 2 de octubre
XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Memoria, LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS
Blanco. MR 806 [437] / 1ª. Lect y Sal. propios. Ev: Lecc. II p. 1127
La vocación de los ángeles consiste, primero que nada, en contemplar al Señor en el cielo y alabarlo sin cesar. Pero, de acuerdo con la Sagrada Escritura, el Señor les ha encargado presentarse ante los hombres en una forma fraternal. Esto es lo que recordamos al festejar a los santos ángeles custodios o ángeles de la guarda.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Dan 3,58
Ángeles del Señor, bendigan al Señor; alábenlo y glorifíquenlo eternamente.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en tu admirable providencia envías a tus santos ángeles para custodiarnos, concédenos contar siempre con su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Esdras abrió el libro de la ley, bendijo al Señor y todos respondieron: ¡Amén!
Del libro de Nehemías: 8, 1-4. 5-6. 8-12
En aquellos días, todo el pueblo, como si fuera un solo hombre, se reunió en la plaza que está ante la puerta del Agua y pidió a Esdras, el sacerdote y escriba, que trajera el libro de la ley de Moisés, que el Señor había prescrito a Israel. Esdras, el sacerdote, trajo el libro de la ley ante la asamblea, formada por los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón.
Era el día primero del mes séptimo y Esdras leyó desde el amanecer hasta el mediodía en la plaza que está frente a la puerta del Agua, en presencia de los hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Todo el pueblo estaba atento a la lectura del libro de la ley.
Esdras estaba de pie sobre un estrado de madera, levantado para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista del pueblo, pues estaba en un sitio más alto que todos, y cuando lo abrió, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo entonces al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "¡Amén!", e inclinándose, se postraron rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicaban el sentido, de suerte que el pueblo comprendía la lectura.
Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que instruían a la gente, dijeron a todo el pueblo: "Este es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén ustedes tristes ni lloren (porque todos lloraban al escuchar las palabras de la ley). Vayan a comer espléndidamente, tomen bebidas dulces y manden algo a los que nada tienen, pues hoy es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén tristes, porque celebrar al Señor es nuestra fuerza".
Y los levitas consolaban al pueblo, diciéndole: "No lloren, porque este día es santo. No estén tristes". Y el pueblo entero se fue a comer y a beber, mandó comida a los que no tenían nada e hizo grandes festejos, porque habían comprendido las cosas que les habían enseñado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 18,8.9.10.11.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que la miel de un panal que gotea.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Sal 102, 21
R. Aleluya, aleluya.
Que bendigan al Señor todos sus ejércitos, servidores fieles que cumplen su voluntad. R. Aleluya.
EVANGELIO
[Sus ángeles en el cielo ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.]
Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 1-5. 10
En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?” Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un
niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que te presentamos en honor de tus santos ángeles y concede, benigno, que, por su continua protección, nos veamos libres de los peligros presentes y lleguemos felizmente a la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO: La gloria de Dios manifestada en los ángeles.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Y no cesar de alabarte, celebrando a tus ángeles y arcángeles, ya que el honor que les tributamos, redunda en tu gloria y proclama tu grandeza; pues, si es digna de admiración la creatura angélica, lo es inmensamente más aquel que la creó. Por Cristo, Señor nuestro. Por él, adoran tu majestad todos los ángeles, y nosotros, a una con ellos, te adoramos llenos de júbilo, diciendo: Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Sal 137, 1
Te cantaré, Señor, delante de tus ángeles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
A quienes te dignas alimentar para la vida eterna con tan gran sacramento, guíanos, Señor, por el camino de la salvación y la paz, bajo la custodia de los ángeles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Carmelitas Descalzos de México.
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